La bradicardia consiste en una alteración de la frecuencia cardíaca normal, traducida en una disminución considerable de la cantidad de latidos por minuto, resultando éstos inferiores a 60 latidos por minuto en un adulto, y cuya probabilidad de ocurrencia suele incrementarse frente a determinadas circunstancias. A continuación, mencionaremos cuáles son los factores de riesgo para tener bradicardia y cómo controlarlos, en caso de ser posible.
Factores de riesgo para tener bradicardia
Como mencionábamos anteriormente, el riesgo para tener bradicardia suele ser mayor con la intervención de ciertos factores, tales como:
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La edad
Este se considera uno de los factores de riesgo para tener bradicardia más importante de todos, pues los padecimientos que se vinculan con el funcionamiento del corazón, usualmente asociados a la bradicardia, son mucho más frecuentes en las personas de edad más avanzada.
Y es que a medida que envejecemos, la frecuencia cardíaca normal va en detrimento, por lo que esta alteración del ritmo cardíaco es mucho más probable que ocurra durante la vejez.
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Factores de riesgo vinculados a las patologías de tipo cardíacas
Esta condición suele estar asociada con el daño a los tejidos del corazón, ocasionado por alguna clase de enfermedad que afecta a dicho órgano. Por tal motivo, aquellos factores que conlleven a un incremento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares son también posibles factores detonantes de la bradicardia.
Qué hacer para reducir el riesgo para tener bradicardia
Si bien no es posible evitar envejecer, existen ciertas medidas que pueden tomarse para reducir la probabilidad de ocurrencia de aquellos factores que pueden desencadenar el padecimiento de bradicardia.
Como explicábamos en el apartado anterior, el riesgo para tener bradicardia aumenta considerablemente cuando se está en presencia de enfermedades cardíacas, de modo que prevenir las mismas o tratarlas si ya se padecen es lo principal para evitar esta alteración del ritmo cardíaco.
Básicamente, las medidas implican tratamiento médico y cambios en el estilo de vida, orientados a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares por hipertensión, colesterol elevado, alcoholismo, consumo de cigarrillo y drogas, estrés psicológico y ansiedad.
En caso de sospecha de padecer bradicardia y frente a tales factores de riesgo, consulte siempre con su médico.